En el corazón de Ferrol, la emblemática La Florista del Castillo celebra 80 años de tradición, amor por las flores y una increíble historia familiar. Detrás de nuestra conocida floristería en Ferrol, se esconde una historia que comenzó con una necesidad y floreció gracias al amor y al empeño de nuestra familia.
Unos inicios complejos
Maruja Lista, nuestra fundadora, comenzó su negocio en tiempos difíciles. Con su esposo Manolo, pescador de profesión, detenido como preso político, Maruja tuvo la inspiración de vender las flores silvestres que crecían alrededor del castillo, la Graña. Su objetivo era simple: alimentar a su hijo Rafael. Las vendía en la plaza de San Julián, estableciendo la semilla de lo que sería uno de los negocios familiares más longevos de Ferrol.
Con el tiempo, la habilidad innata de Maruja para el arte floral permitió que el negocio prosperara. Los clientes más veteranos recuerdan con cariño a Maruja, quien, más allá de su negocio, compartía sus ganancias con las familias más necesitadas. A medida que la familia crecía, también lo hacía el negocio. Tras la construcción del mercado de A Magdalena, Maruja consiguió un puesto, dando origen a la primera tienda física de la Florista del Castillo.
El sueño continúa tres generaciones después
Las nietas de Maruja, Raquel y Sonia, mantenemos vivo el legado familiar. Desde niñas, nuestra vida ha estado inmersa en el mundo de las flores. Sonia, con una formación en decoración floral en Madrid, y Raquel, seguimos sus pasos para convertirnos en maestras floristas en Ferrol. Bajo nuestra dirección, el negocio ha evolucionado, adaptándose a las tendencias modernas del mundo floral.
Uno de los retos a los que nos enfrentamos fue superar la percepción de que, por estar cerca del cementerio, nuestra especialidad era sólo el ámbito funerario. Sin embargo, la creatividad y dedicación nos han permitido destacar en eventos especiales como bodas y comuniones, adaptándonos a las demandas y gustos actuales.
Historias emotivas, como la de una novia cuyos padres también confiaron en Maruja para su boda, o ramos replicados para bodas de plata, reflejan nuestra profunda conexión entre La Florista del Castillo con nuestra comunidad. Trabajos personalizados, como arreglos inspirados en pasatiempos de seres queridos, demuestran también el compromiso con la satisfacción y las emociones de nuestros clientes.
Celebrar 80 años no es solo un hito para nuestra floristería en Ferrol, es la conmemoración de una tradición, de la pasión por el arte floral y, sobre todo, del amor familiar que ha permitido que La Florista del Castillo florezca y siga siendo un referente en la ciudad. Por muchos años más de belleza y tradición.